Si bien dice el dicho “no dejes para mañana lo que puedes hacer hoy”, la verdad es que muchas veces lo dejas para mañana, pasado mañana o más allá. Para algún día.

La fecha límite de entrega de ese trabajo aún es lejana. Tienes tiempo. Así que mejor ver ese video que desde hace días tienes guardado.

Y al día siguiente, aún hay tiempo. Mejor dedicar el día a la limpieza profunda de la casa.

Y luego, queda tiempo. Es el momento de leer un libro.

Y así pasan los días, hasta que te encuentras frente a frente con la fecha límite para hacer la entrega y no queda más que correr para poder entregar a tiempo.

¿Te pasa con frecuencia? No eres la única. Muchísimas personas en todo el mundo sufren de procrastinación.

La procrastinación no es una enfermedad, aunque sí puede tener consecuencias terribles en tu vida profesional y hasta personal.

Procrastinar o el “fino arte” de perder el tiempo es una situación común. Todos perdemos el tiempo de una u otra manera, solo que algunas personas manejan mejor su tiempo y priorizan tareas para luego poder descansar o dedicarse a otras actividades sin culpa.

Pero a otras… bueno, se les hace más difícil.

¿Qué pasa en el cerebro de un procrastinador cuando decide dejar sus tareas para después? Tim Urban, reconocido bloguero y gran procrastinador, se hizo esta pregunta y llegó a una importante conclusión.

¿Por qué perdemos el tiempo?

En una charla Ted Talk, el bloguero Tim Urban explicó qué es lo que sucede en la cabeza de una persona que como él, suele perder el tiempo.

Lo primero que encontró es que el cerebro de una persona que pierde el tiempo está dirigido por dos sujetos: el que toma decisiones de forma racional y la gratificación instantánea.

Por supuesto, el que toma decisiones de forma racional es esa parte del cerebro que sabe que debe hacer algo productivo. La gratificación instantánea se opone a esto. Y aunque el que toma decisiones de forma racional debería estar al mando, la verdad es que la gratificación instantánea le roba el volante y toma el control la mayor parte del tiempo.

Es decir: el cerebro sabe que tiene una obligación que cumplir, pero la gratificación instantánea obstruye el camino y le hace creer a la persona que eso importante aun puede esperar y que mejor haga otra cosa que le dé más placer.

Tareas productivas y quizás poco entretenidas vs tareas fáciles y divertidas. ¿Quién gana? Nadie.

Porque aunque una persona que pierda el tiempo se vaya hacia las actividades fáciles y divertidas, dentro siente culpa, ansiedad e insatisfacción porque sabe que no está siendo productivo

El descubrimiento de Urban va más allá.

Resulta que esto no es tan peligroso. Porque en escena entra otro actor: el pánico.

El pánico mantiene a la gratificación instantánea a raya porque cuando se acerca la fecha tope para entregar una tarea, permite que la parte racional tome el volante y se ponga en acción.

Así, pánico por medio, es como una persona sale ilesa en la mayoría de los casos.

Y ahora viene lo realmente peligroso. ¿Qué pasa cuando no existe una fecha límite para ejecutar un trabajo? Pues no aparece el pánico.

Si no hay pánico, la gratificación instantánea sigue al mando y hace que ese proyecto o tarea que tienes en mente para que tu emprendimiento crezca siempre sea pospuesta.

Entonces, ¿está todo perdido si tus propios proyectos como Asistente Virtual no tienen una fecha límite definida? No, no lo está.

Existen acciones que te ayudarán a mantener la gratificación instantánea en un lugar seguro, darle el volante a lo racional y llamar al pánico cuando sea necesario.

El blog de Trello nos presenta 4 métodos basados en la ciencia para dejar de procrastinar.

4 acciones para evitar la procrastinación o pérdida del tiempo

1.- Ponte objetivos cortos: Si tu plan es tener el emprendimiento más grande del mundo, es muy probable que la gratificación instantánea se apodere de tu cerebro y nunca logres tu objetivo. Para ser productivo, debes ponerte objetivos específicos, medibles, relevantes y temporales. Por ejemplo, podrías decir que en un plazo de seis meses desarrollarás una marca personal que sea reconocida como asistente virtual entre un grupo específico de personas de tu comunidad virtual. Cuando alcances ese objetivo, podrás determinar uno nuevo, una vez más que sea específico, medible, relevante y temporal y que te acerque a tu meta mayor.

2.- Fija fechas de entrega promedios: Nuestro cerebro funciona de una manera muy particular. Para él, entregar una tarea en un mes suena a que aun tiene mucho tiempo para hacerlo. Pero si le dices que tiene 30 días para la entrega, sabe que debe ponerse a trabajar desde ya. Un estudio de la Universidad de Michigan y la USC concluyó que “indicar las fechas de entrega en días ayuda a conectar tu yo del futuro con tu yo del presente, aumentando así la sensación de que el tiempo pasa más rápido”, asegura el artículo de Trello.

3.-  Distribuye el tiempo: Bien, ya sabes que tienes 30 días para culminar un proyecto o tarea. ¿Qué es mejor: esperar al día 29 para sacar todo el trabajo o ir cumpliendo pequeñas tareas cada día hasta culminar? La respuesta es obvia. Dejar todo para un solo día te agota mental y físicamente, lo que incrementa las probabilidades de cometer un error. Pero si vas culminando tareas cada día, tendrás un margen que permita hacer correcciones a tiempo, estar relajado y sentirte satisfecho.

Si te cuesta ser productivo de esta manera, te recomendamos algunas herramientas para aumentar la productividad todos los días, como la técnica del Pomodoro o la ley de Pareto.

4.- Cuida la salud mental: El estrés es uno de los grandes ladrones de salud mental. A mayor estrés, menor tu capacidad para mantenerte tranquilo ante una situación difícil.

¿Qué produce estrés y ansiedad? Sí, adivinaste: dejar todo para última hora. Piensa en la paz que te roba esta situación y haz un compromiso con tu propia salud mental. Detente, respira profundo, medita y crea un plan de acción que te permita adelantar las tareas a paso lento, pero constante. Descubrirás que mucho antes de la fecha límite, harás culminado tu proyecto o tarea fundamental para que tu emprendimiento crezca, sea relevante y genere los resultados que esperas.

Mantén a la gratificación instantánea a raya y dale el volante solo cuando estés segura de que lo importante ya fue hecho. Y si algún día sientes que tu ser racional no tiene el control, recuerda estas acciones y ponte manos a la obra.

¿Cómo controlas el impulso de perder el tiempo? ¡Cuéntanos!